Asi fue su primer trabajo en la Universidad de Guayaquil
CRÓNICA DE UN CONSERJE QUE LOGRÓ SUPERARSE / Después de haber escrito de todo un poco, reportajes, crónicas, noticias y editoriales para muchas personas e instituciones ingratas me dije, ¡por qué no escribir mi propia historia! así que dedos al teclado y esto fue lo que resultó:
Walter González Álvarez, es una persona muy conocida en el quehacer periodístico guayaquileño y se convirtió en un ejemplo de superación al obtener su título de Licenciado en Ciencias de la Comunicación, después de haber laborado cerca de 4 décadas en la Universidad de Guayaquil, ejerciendo desde el más sencillo cargo hasta llegar a la administración, en la FACSO y la Unidad de Posgrado. Walteriñho, como también es conocido el dueño de esta interesante historia, nació y vivió en el Cantón Salinas hasta los 11 años, cuando pertenecía a la Provincia del Guayas, hoy le corresponde a la Provincia de Santa Elena.
Aquí la crónica de mi vida:
Aquí en el colegio Rapública del Ecuador, en las calles Coronel y San Martín, funcionó la FACSO, cuando era escuelita de periodismo.
SALINAS Y LOS 50
Salinas, el más hermoso balneario del Ecuador, en la década del 50 y antes, era un pueblo extremadamente pobre, sin agua potable, sin alcantarillado, sin energía eléctrica, los chicos y jóvenes teníamos que acostarnos a dormir a las 6 de la tarde, con la puesta del sol, pues quedaba en tinieblas y a alumbrarse con velitas que vendían en las tiendas o candiles.
Mi padre José Antonio González Balón, oriundo de este cantón, se casó con Victoria Álvarez Montesinos, mi madre, nacida en Cuenca, procreando siete hijos, 5 varones y dos mujeres. En un sitio como Salinas, alejada y con un transporte que se llevaba más de 3 horas de viaje para llegar a la ciudad, sin trabajo y ningún porvenir, mi padre optó por traernos a Guayaquil, dejando nuestros estudios primarios en la escuela Presidente Alfaro, en ese lugar hoy funciona un local del Rotary Club.
MI NIÑEZ EN CHIPIPE
Vivimos en la casa de mi abuelo José Gabriel González Sánchez, de descendencia peruana y que murió cerca de los 90 años, en el barrio Chipipe, frente a la mansión de don Juan X. Marcos, en la zona más exclusiva de Salinas. Él laboró casi toda su vida con don Agustín Febres Cordero Tyler, padre del Ing. León Febres Cordero Rivadeneyra, quien llegó a la primera magistratura del país.
Nací en el año 1951, en noviembre 22, mi niñez como la de mis hermanos fue de mucha pobreza, a pesar de que mi padre hizo dinero como constructor de las mayorías de las villas para algunos millonarios, como los Antón, Isaías, Dumani, y otros, además de políticos de aquellos años, no pudo darnos lo que nosotros hubiéramos anhelado. Su irresponsabilidad y su afición por las mujeres lo quebraron económicamente. Hasta puso en venta la herencia de mi abuelo, la casa mixta, con un terreno de 400 m2, en 200 mil sucres, que eran como dos millones en aquel año, repartidos entre dos hermanos. Mi tío como buen padre construyó su casa con sus 100 mil sucres, mientras que el mío lo despilfarró.
Ningún político hizo nada o no les dio la gana de hacer nada por el desarrollo de este hermoso entorno natural, a pesar que el Dr. José María Velasco Ibarra y otros mandatarios la visitaban los fines de semana y se dedicaban a leer sus libros en una perezosa, en la arena blanca de la playa, sin palpar la realidad de este pueblo, unas cuantas calles atrás.
POLITIQUEROS PENINSULARES
También tienen parte de culpa, los aprendices de políticos, pues jamás hicieron nada por este cantón olvidado hasta ahora, pues de lo que puedo ver cuando la visito, solo hay ciertas callecitas pavimentadas, como “maquillaje” en las primeras avenidas, donde están los grandes edificios y hoteles, por donde circulan los vehículos de lujo de los acaudalados, pero si van a los barrios más pobres, encontrarán lo mismo que dejamos en los años 50 y 60, cuando migramos al puerto principal.
ESTUDIOS Y PREMIO
A pesar de que ya había aprobado el quinto grado en Salinas, me tocó matricularme al sexto, en la escuela República de Colombia de esta ciudad, ubicada en el Malecón del Salado y junto al Colegio Vicente Rocafuerte. Mis deseos de superación lo tomaron a mal ciertos “aniñados” del Barrio Orellana, que era una zona residencial y no como ahora que es puro comercio para los estudiantes universitarios.
Me cogieron bronca y fastidio, porque era el más aplicado de la clase. Terminado el año escolar recibí las mejores calificaciones y un premio del Banco La Previsora con una libreta de ahorros y 100 "grandes" sucres, con el cual me sentía “millonario”. Siempre llevo en la mente al señor Digno Quimí, Director de ese centro de estudios primario. ¡Imagínense eran los años 60!
El sufrimiento de los aniñados, era porque un “cholito”, se destacó al término de la primaria y no ellos que habían estudiado desde el primer grado. Terminada la primaria, me tocaba matricularme en el Vicente Rocafuerte, pero mi padre nos dijo: “bueno ya saben sumar, multiplicar y dividir” ¡ahora sí a trabajar!
Quería que siguiéramos su profesión de maestro contratista y albañilería, cosa que no estaba entre mis planes, pues mi deseo era estudiar en las mañanas y hacerme un profesional, aún no había decidido qué estudiar después de la secundaria.

A BUSCAR TRABAJO
Salía todas las mañanas con mis hermanos mayores Carlos y William a buscar trabajo para llevar el sustento de la familia.
Llegábamos hasta la Gobernación, la Municipalidad y otras dependencias para ver la posibilidad de encontrar un puesto, sin saber que éstos se consiguen en base a recomendaciones y “padrinos influyentes”.
Retornábamos a la casa lleno de tristeza pero con la esperanza de que “mañana será otro día”.
LA VILLA DEL MAYOR GARCÍA
Nuestro primer domicilio en Guayaquil, fue en una villa del Mayor de Aviación Egberto García Calderón, en las calles Quisquis y Tungurahua, mi padre remodeló y aumentó un piso de esa vivienda. En frente teníamos lo que quedaba de las ruinas del American Park en donde la estatua de don Gabriel García Moreno, “durmió plácidamente” algunos años. Al menos disfrutábamos bañándonos en las aguas limpias de El Salado, porque no estaba como ahora.
Junto a la casa de los García, vivía el Ab. Eduardo Peña Triviño con su esposa la señora Elena Hurtado y sus hijos. Uno de ellos es Eduardo Peña Hurtado, ex Presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, a quien llevábamos al parque a distraerse. Esa vivienda después la adquirió la Cooperativa de Ahorro y Crédito de la Universidad de Guayaquil. Peña Triviño, es un prestigioso Abogado que al pasar los años se convirtió en el Vicepresidente de la República con mayor aceptación del pueblo, un hombre honesto y capaz en todo el sentido de la palabra.
ENTREGANDO CARPETAS
Volviendo al centro de la urbe, buscando trabajo, entregábamos carpetas con los documentos personales y el ansiado “certificado de haber terminado la primaria”, que exigían en las instituciones públicas y privadas.
Aquel tiempo, en los dos pisos del palacio de la Gobernación, funcionaba toda el andamiaje judicial, esto es juzgados penales, civiles, inquilinato y de trabajo, la Intendencia General de Policía y sus comisarías, además de la nefasta oficina policial de Seguridad Política, la Prefectura y el Registrador de la Propiedad, en las calles Pichincha entre Clemente Ballén y Aguirre, en pleno centro de la ciudad de Guayaquil, había un movimiento político, comercial, económico y legal, extraordinario. Contiguo está la M.I. Municipalidad de Guayaquil.
Frente a este hermoso palacio, había una casa mixta que ocupaba la mitad de la manzana, tenía 2 zaguanes, una del lado de Clemente Ballén y la otra por Aguirre, por el lado de Ballén en la planta baja estaba el almacén Ochoa, donde vendían toda clases de papeles numerados y timbres que usaban los Abogados para hacer sus escritos. Junto a esta vivienda quedaba el almacén Briz Sánchez, ya desaparecido. Por el lado de Aguirre, en la planta baja, había una casa de cambios y almacenes de venta de telas y cosas para la moda femenina.
LA CASA DE ALÍ BABÁ
En el primer piso, de esta casa antigua y vetusta, con grandes ventanales, alquilaban para sus oficinas, estudiantes de derecho que habían obtenido su título de Licenciados en Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad de Guayaquil, así como también experimentados Abogados que ejercían su profesión. Allí pude conocer en plena juventud a Jaime Hurtado González, vilmente asesinado en la capital de la República, cuando ejercía la diputación por la provincia del Guayas; Ketty Romoleroux Girón, Pedro Castro Manzo, Carlos Pesantez, José Déleg Pacheco, Gustavo Morales, Elías Sánchez Sánchez, entre otros. Algunos desempeñaron la docencia en la Universidad de Guayaquil.
Además tenía su oficina, el Dr. José María Montalvo Ochoa, un gran Abogado y Doctor en Jurisprudencia, que también ejercía el periodismo, pues editaba en su oficina la revista La Zafra. Trabajaba como Asesor Jurídico del Ingenio Valdez, y por esa razón viajaba los viernes y sábados a atender asuntos legales en la ciudad de Milagro. El Dr. Eduardo Peña Triviño, me dio una recomendación para visitar al mencionado jurisconsulto, quedándome a trabajar como mensajero, percibiendo 50 sucres mensuales, pero no era asegurado. ¡Y conseguí mi primer empleo! Luego laboré en K.L.M. Compañía Real Holandesa de Aviación y Orbitour Agencia de Viajes y Turismo.
DECESO DE UNA GRAN PERSONA
El piloto de Aviación Mayor Egberto García, dueño de la vivienda donde vivíamos y ya concluido el trabajo, falleció inesperadamente en un accidente de aviación, cuando sus hijos eran pequeños. Su deceso entristeció y enlutó varias familias de la ciudad. Una gran persona justa y solidaria acudió al llamado de Dios muy prematuramente. Le sobreviven sus hijos Egberto y María de Lourdes, convertidos en artistas internacionales de gran renombre.
FACSO en su local, después de un largo recorrido alquilando, está en sus propias instalaciones gracias a Coquin Alvarado
EL CAMINO DE LA PROFESIÓN
Con el doctor Montalvo aprendí muchas cosas que después me sirvieron para superarme en cualquier trabajo de oficina y lo primero que utilicé fue la máquina de escribir, la que dominé con el pasar de los días y los meses. Hoy es la computadora y el Internet. Me pedía que le ayudara a corregir algunas de las notas que publicaba en la revista La Zafra, en realidad era una persona muy inteligente y preparada, nada egoísta, le encantaba ayudar y era muy solidario. ¡Y vaya que me gustó, porque desde ahí había algo que me llamaba la atención y ¡era el periodismo!
Al menos me divertía con el trabajo de mensajero, mi función era entregar “escritos” en los juzgados y cada vez que visitaba estos lugares a mi corta edad ya me decían “Licenciado”. El Dr. Montalvo tenía una hermosa secretaria cuyo nombre es Gladys Idrovo Domínguez, hija de un ex maestro vicentino. Y más me gustaba, por cuanto los fines de semana me deleitaba escuchando al Dr. José María Velasco Ibarra, diciendo sendos discursos, con hermosa oratoria a su pueblo, desde el balcón de la Gobernación, por la calle Aguirre, y la multitud lo seguía y lo aplaudía desde el Malecón hasta la calle Boyacá. También fui testigo de multitudinarias manifestaciones contra el gobierno y a favor.
Veía por las calles sin guardaespaldas a los ex presidentes Dr. Carlos Julio Arosemena Monroy, Clemente Yerovi, Otto Arosemena Gómez, al ex vicepresidente Jorge Zavala Baquerizo que cumplían su trabajo de Abogados por este sector comercial, entre otros grandes guayaquileños como don Asaad Bucaram, Francisco Huerta Montalvo, Raúl Clemente Huerta Rendón, el profesor Eusebio Macías Suárez, Pedro Menéndez Gilbert, que dejaron huellas imborrables en la ciudadanía.
Una lástima que un tumor cerebral, llevara prematuramente a la tumba al Dr. José María Montalvo Ochoa. Conocí a sus hermanos Alberto, Ricardo y Juan. No dejó hijos o si los tuvo no escuché hablar de ellos, mientras laboré en su estudio. Esta grande y antigua edificación pasó a ser muy conocida, motivo por el cual el argot popular le puso el remoquete de “La casa de Alí Babá y los 40 ladrones”, ¡vaya usted a saber por qué! Hoy está el Museo Nahín Isaías Barquet.
Plaza Coquin, en honor a su único líder.
LA MUERTE DE MI MADRE
Mi madre falleció en Octubre 1971 y cada uno cogió su rumbo, hasta mi padre, en ese entonces vivíamos en las calles Ballén y García Avilés, pleno centro comercial de Guayaquil, junto a la casa donde habita la familia Bucaram Ortiz y al frente vivía el ex Secretario de la ONU Doctor Leopoldo Benítez Vinueza (+). Un poco más allá por García Avilés y Luque vivía el máximo dirigente del Partido Comunista don Pedro Saad Niyain.
Allí conocí también al extinto y eterno mandatario Abogado Jaime Roldós Aguilera (+), su esposa Martha (+) y a sus pequeños hijos. También a Abdalá, Santiago, Elsa y otros familiares. Este servidor tenía solo 20 años y me dediqué a la bebida por tan irreparable pérdida, hasta el punto que ebrio viajé a Colombia, donde permanecí un tiempo, trabajando como lo hacen los indígenas en la ciudad, tenía un puesto de uvas y manzanas en la gran Cali y a viva voz gritando mis productos.
Pensando en lo que me deparaba el destino, en un país lejano sin familiares ni nada, reflexioné y retorné a Guayaquil, mi padre me cogió a cargo trabajando como jornalero, oficio que no me gustó, pero trabajé solo una semana, para poder comprarme ropa y volver a buscar un empleo a mi gusto.
Nota publicada por el entonces profesor Hugo Delgado Cepeda.
LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
Por intermedio de don Manuel López Maldonado (+) ingresé en el año 1972, en un modesto cargo en la Escuela de Ciencias de la Información, adscrita a la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, en la administración del Lcdo. Jorge Dueñas Cartagena. Después se llamó Escuela de Ciencias de la Comunicación Social, anexa al rectorado, hasta llegar a la histórica Fundación de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de Guayaquil, en 1980.
En el año 1974, después de haber hecho méritos por dos años, me dieron finalmente mi primer contrato por tres meses, percibiendo 35 sucres mensuales, para laborar directamente en la Escuela de Ciencias de la Información, en una de las primeras administraciones del Dr. Francisco Morán Márquez, gestor de la transformación y la persona que engrandeció la Facultad de Filosofía. Luego me lo renovaron hasta el 31 de diciembre de 1975. Pero fue el 2 de Febrero de 1976, que me dieron mi nombramiento.
Los años anteriores sobreviví con la ayuda de los docentes de la escuelita, que me hacían colecta semanal para que pueda seguir con ellos, pues me hice acreedor al aprecio y consideración de los profesores y estudiantes de aquella época. Recuerdo como debe ser a Yolanda Manrique de Castillo, Nancy Vargas Gordillo, Fernando Naranjo Villacís, Carlos Fuentes Molina, Fernando Molina Moreno, Eddy Palma Bazurto, Miguel Landetta Pardo, Rudy Ortiz, Milton Sevilla Andrade, y muchísimos a quienes quisiera nombrar por gratitud.
Bajo mi responsabilidad corrieron el traslado de los bienes, muebles y enseres desde la Facultad de Filosofía hasta la Facultad de Ingeniería Química, luego al República del Ecuador, al Instituto Coello para culminar en los actuales predios propios en Mapasingue.
CULMINACIÓN DE LA SECUNDARIA
Vuelvo a mis estudios secundarios que los había ininterrumpido en el Colegio 5 de Junio y el 6 de Marzo; y obtengo mi Bachillerato, gracias a una persona a quien le guardo gratos recuerdos. Ingreso a la carrera de Comunicación Social en la FACSO, donde era conocido por mi dinamismo, entrega y responsabilidad. Siempre tuve ese afán de superación y seguí el consejo de aquel pensador Sheldon, cuando dijo: “Ante todo, haz por superarte. Ponte tú mismo en competencia contigo mismo, todos los días”, y así fue.
Gracias a los consejos de profesores como Hugo Delgado Cepeda, Francisco Medina Manrique, Manuel Arízaga Aguilar, Jorge Dueñas Cartagena, Carlos Salazar Solórzano, Carlos Ordóñez Goetta, Rafael Carchi, Cumandá Gamboa de Zelaya, Abel Romeo Castillo, Carmen Manrique de Rivas y otros; verdaderos amigos como Julio Camba Pérez, Jorge Saá Triviño, Miguel Bravo Reyes, Alicia Aragundi, Ulises Moscoso,Bertha Rojas de Célleri, Mágdalo Quiroz, Nury Castro, Cecilia Galarza Chacón, Galo Cantos López, Enrique Dueñas, Luis Andramuño, Marlene de Armanza, entre otros compañeros de trabajo que se me escapan, emprendí mis estudios superiores, que luego los complementé con la práctica y el apoyo desinteresado de Pepe Garibaldi, Luis León Brito, Fernando Artieda, Antonio Molina, Julio Calero, Guido Velásquez, que me dieron cabida en los diarios Meridiano, la Segunda y La Tercera. ¡Gracias amigos!
En el edificio del fondo, se editaron tres periódicos: LA SEGUNDA, MERIDIANO Y LA TERCERA. Verdadera escuela de periodismo donde se formaron grandes comunicadores.
CARGOS EN LA U
Laboré por espacio de 40 años en la Universidad de Guayaquil, hasta el 2013, ejerciendo los cargos de Conserje, Ayudante de Administración, Administrador encargado y Coordinador Cultural de la Facultad de Comunicación Social, y fui el primer trabajador de servicio, o sea su trabajador fundador de esta unidad, primer Delegado al Consejo Directivo y a la Junta de Facultad, hasta 1999, que por un desagradable episodio me pusieron a “órdenes” del Rector León Roldós Aguilera, cuando un Subdecano ya fallecido pidió mi cancelación. Sin el respaldo de “autoridades, compañeros y amigos” que se hicieron de la “vista gorda”, para no defenderme y no comprometerse, sabiendo que era inocente de las acusaciones, fui trasladado a otra dependencia.
UNIDAD DE POSGRADO
Roldós después de escuchar mis argumentos de por qué este señor había pedido mi cambio, en 1999 y aclarado el tema, me envió a prestar mis servicios como Coordinador Administrativo y luego Administrador de la Unidad de Posgrado de la misma institución, en la dirección del Dr. Carlos Rodolfo Rodríguez Carrión (+), hasta mi jubilación en el 2013. También fui empleado fundador de esta unidad de cuarto nivel en las calles Chile y Av. Olmedo, hoy abandonada. Alterné mis tareas con el periodismo, dando a conocer a la comunidad las actividades sociales, académicas, culturales deportivas y administrativas del primer centro de estudios superiores del país, hasta que decidí terminar mi relación de dependencia con este centro de educación superior.
LICENCIATURA
Obtuve mi Licenciatura en Comunicación Social por la Universidad de Guayaquil, en 1996 y colaboré por más de 30 años, desde los 80, en los diarios LA SEGUNDA, MERIDIANO y LA TERCERA, verdaderas escuelas de periodismo, hasta el cierre de los mismos en la ciudad de Guayaquil, el 15 de agosto del 2014.
Con verdaderos amigos Antonio Molina Castro e Isidro Plaza Cobos
CAMPAÑAS SOCIALES
Realicé grandes campañas de ayuda social para niños enfermos que necesitaban operaciones delicadas en el exterior, mismo que tuvo gran aceptación de la ciudadanía, prensa, radio y TV nacional, donde logré recaudar el dinero necesario para las cirugías y costear los viajes del enfermo y un acompañante.
RECONOCIMIENTO A SU ESFUERZO
Mi mayor satisfacción es haber sido el promotor de la solicitud y de toda la organización de la Sesión Solemne, con el grupo de apoyo compuesto por Antonio Molina Castro e Isidro Plaza Cobos, para la entrega del Doctorado Honoris Causa a nuestro amigo y maestro Hugo Delgado Cepeda, ex Director de la Escuela de Ciencias de la Información, evento que copó el Paraninfo de la Casona Universitaria con ex docentes secundarios y universitarios, ex alumnos, colegas y familiares en el mes de mayo 2011.
También con ellos iniciamos una gran campaña, en tres ocasiones, para que el Gobierno Nacional otorgue el PREMIO EUGENIO ESPEJO a tan ilustre catedrático pero no fuimos escuchados por el Presidente Rafael Correa Delgado, su sobrino.
Así mismo, uní a la FACSO, la UNIÓN NACIONAL DE PERIODISTAS y EL COLEGIO DE PERIODISTAS DEL GUAYAS, para un gran homenaje que le tributamos en vida al Lcdo. Antonio Molina Castro, por sus 50 años ininterrumpidos de periodista en diversos medios de la ciudad y del exterior, acto efectuado en el C.P.G. con asistencia masiva de comunicadores, amigos y familiares, fue en noviembre 2011.
Primera premiación a caricaturistas ecuatorianos.
PREMIO A CARICATURISTAS
Con el directorio de Prensamérica Ecuador, bajo mi dirección y con los compañeros Juan Cando Zavala, Antonio Molina Castro, Fernando Franco Uscocovich, Álex Campoverde Valdez, Víctor H. Briones Jaramillo, Carlos García Neira, Jaime de la Cruz, Óscar Vélez Mora, Kléber Loor, Marcia Casanova, Bélgica Cevallos, Hernán Muñoz Salazar y Fabiola Albornoz Gaspar, nos dimos el lujo de reconocer por primera vez en el país, el trabajo de los caricaturistas de los diarios, es por eso que en el Salón Azul de la casona universitaria realizamos la sesión solemne para premiar la labor de: María Antonieta Iturralde Gómez, (Diana) El Telégrafo; Julián García Navas, El Universo; Luis Peñaherrera Bermeo (+), (Robin), El Universo; Joselo Romero Gaibor, (Joseph), Expreso; Jorge Washington Rivadeneira Vergara, (River), El Universo); Gabriel Tejada Duarte, (Gabo) Meridiano; y José Enrique Rodríguez Vélez, (Pepín). Esto fue en marzo 2016.
En febrero del 2017, con Duglas Rangel, efectué un homenaje al periodista de diario Expreso José Guerra Castillo (+), “Filosofito”, por sus 98 años de existencia. Lamentablemente falleció el 26 de abril del 2018, a los 99 años y dos meses de edad y muy cerca de cumplir los 100 años de existencia.
PRIMER EVENTO INTERNACIONAL EN GUAYAQUIL
Planifiqué, organicé y ejecuté el primer evento internacional en la historia del periodismo guayaquileño, la entrega del PREMIO LATINOAMERICANO DR. ZENOBIO SALDIVIA 2018, a prestigiosos periodistas y académicos de América, como Hugo Delgado Cepeda, en la categoría Investigador; Antonio Molina Castro y Carlos Julio Armanza Ochoa, categoría Prensa Escrita; Carlos Luis Armanza Astudillo, Dr. Hugo Alexander Cajas Salvatierra y María Isabel Crespo de Lebed, categoría Televisión; Jorge Saa Triviño, categoría Prensa y Radio; y, Carlos Fuentes Molina, categoría Periodismo Deportivo, todos con una amplia trayectoria en los medios guayaquileños. Además, al Ab. Jaime Nebot Saadi, Alcalde de la ciudad de Guayaquil, en la categoría Política y Desarrollo; y al Lcdo. Carlos Pérez Barriga, Director del diario El Universo, en la categoría Dinastía y Tradición periodística.
Este acto se realizó el 7 de noviembre 2018, en el Salón de la Ciudad de la M.I. Municipalidad de Guayaquil con la asistencia masiva de periodistas y familiares de los homenajeados. Todos estos homenajes los hice por el afecto y en retribución a tantos años de amistad con cada uno de ellos y como agradecimiento a los consejos brindados para continuar en esta noble profesión.
En el despacho del Alcalde Jaime Nebot Saadi con Roberto González Short y Zenobio Saldivia.
NOMBRAMIENTOS
Actualmente soy Director Fundador de Prensamérica Internacional, en Guayaquil- Ecuador desde el 2013. En noviembre del 2016 fui nombrado corresponsal de Universitam Agencia de Noticias y Universidad Digital, con sede en México y Chile.
Escribí un libro para uno de los antiguos maestros de la FACSO, el último que queda de la vieja guardia, el Dr. Hugo Delgado Cepeda, con 97 años de edad, espero poder editarlo y va dedicado a algunos que se creen “la mamá de los periodistas”, pero que en el fondo no saben ni escribir una carta a Papá Noel, palabras textuales de mi amigo y compadre Antonio Molina. Falta la diagramación, porque el resto, la impresión está acordada por una persona que se ofreció voluntariamente.
Con el Dr. H. C. Hugo Delgado Cepeda, de 97 años de edad. Gran maestro y amigo.
Walteriñho, como me conocen mis hermanos y los pocos amigos que tengo, a ellos va esta historia de mi vida, mientras no puedo decir lo mismo de “algunitos” adulones, arribistas y farsantes que aparte del cuento y el chisme para obtener lo que quisieron, nunca aprendieron nada de nada en la U. Lástima que solo se quedaron hasta jubilarse como todo un mediocre. Aprendí lo que muchos no hicieron, pero más aprendí a ser grato en la vida, por ello fui reconocido por los gremios guayaquileños como la Unión Nacional de Periodistas, Núcleo del Guayas; la Federación Nacional de Periodistas del Ecuador y el Colegio de Periodistas del Guayas, con la entrega de la Condecoración José Joaquín de Olmedo, en una ceremonia realizada en el Salón de la Ciudad de la M.I. Municipalidad de Guayaquil, el 8 de junio del 2018.

También Prensamérica Internacional reconoció mi labor entregándome el PREMIO LATINOAMERICANO DR. ZENOBIO SALDIVIA 2018, en la categoría Periodismo y Gestión, por el trabajo realizado en la organización de este evento internacional, que por primera vez se efectuó en Guayaquil y fue ejecutado por aquel conserje al que apoyaron para su superación. ¡Las sorpresas que da la vida!
Esta es la crónica de mi vida, estoy jubilado y con 67 años bien vividos con dignidad y sin humillarme ante nadie. Tengo 7 hijas: Tania González Jaramillo; Victoria, Karina y Dennis González Campuzano; Nadia y Katherine González Morán y Michelle González Torres y 6 nietos: Nicoló, Kiara, Gabrielle, Mathías, Alejandro y Daniel. Gracias Dios por todo lo que me das y por todo lo que tengo, mis hermanos, mis hijas y mis nietos principalmente.

¡Antes que me haga amigo del alemán Alzhaimer mejor dejo mis vivencias en el archivo, quizá mañana ya no recuerde!
¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2019 QUE DIOS LOS BENDIGA SIEMPRE!