A simple vista, los recientes hechos políticos registrados en los conciliábulos más las atrocidades en calles, plazas y carreteras parece que fueran espontáneos, como que brotasen de la indiferencia gubernamental a las realidades heredadas del boato y despilfarro maquillados con un endeudamiento externo agresivo e irresponsable que supera los 70 mil millones de dólares y mantiene pignorado, hasta el 2024, el petróleo que brota de la región oriental.
Esta última paralización indígena NO respondía a las demandas sociales, que son muy ciertas sin alcanzar los niveles de pauperización de algunos países vecinos que no están protegidos por la dolarización. La paralización fue diseñada, urdida y financiada para en la marcha convertirla en subversión que eche abajo la democracia en Ecuador.
El correato como fuerza política; los carteles internacionales de la droga y los capos criollos de la corrupción, como fuerza económica comprometidos a financiar la subversión; y, los indígenas organizados por Iza, en la CONAIE y Pachakutik como la fuerza ejecutora de la conspiración.
Iza sabía bien lo que tenía que hacer. Solo debía corregir algunos errores táctico cometidos en el ensayo, que fue en octubre del 2019, e introducir algunas innovaciones tanto en las guerrillas urbanas como en los sabotajes a campo abierto a los convoyes militares de transporte de combustibles y a los pozos de explotación petrolera. Si en el 2019 fueron 11 días de convulsión, Iza tenía dinero, pertrechos y logística suficientes para un mes de revueltas, que la población civil común NO podía resistir por falta de abastecimientos de víveres y medicina, ni el empresariado por las pérdidas crecientes (unos US$ 600 millones) en la inoperatividad de la producción regular y el agotamiento de los insumos.
Los ecuatorianos somos echados al facilismo y nos preciamos de ser desmemoriados y de no saber leer lo que los libros mantienen entre líneas, donde están escondidas las frases del demonio. La rebelión indígena reciente, la de este 2022, está manifestada en sus propósitos en ESTALLIDO, libro escrito por Leonidas Iza en el 2020, con la colaboración de Andrés Tapia y Andrés Madrid, que recoge las experiencias y reflexiones del paro de octubre del 2019, donde dicen que "trastocaron la historia del Ecuador".
Sostienen que "en Octubre (del 2019) aparecieron nuevas formas de poder popular y se fortalecieron otras existentes. El Estado perdió el control durante once días. Surgió un poder paralelo al de las clases dominantes (así reconoce al poder constituido garantizado por la Constitución), posible por la crisis de legitimidad y de hegemonía de la burguesía, a su vez resultado de la ruptura del consentimiento de las mayorías respecto a su proyecto. La crisis de hegemonía decantó en crisis orgánica; empero, no logró constituirse en una situación revolucionaria”.
En ESTALLIDO sus autores ponen de ejemplo cómo sus "enemigos", la clase dominante, dejan de lado sus diferencias, cuando acciones como las de octubre ponen en riesgo el "poder realmente existente": los poderes económico, estatal e ideológico. Estos sectores se unen, dicen, en un solo flanco. Y citan cinco expresiones: el populismo de derecha, el conservadurismo bancario, la tecnocracia socialdemócrata, la burguesía burocrática y el liberalismo modernizante.
Pese a NO creer en Correa, Iza termina uniéndose al Golpe de Estado porque él es la cabeza visible y detenta el mando de las movilizaciones. Después vendría el reparto del poder o la ruptura, estando consciente que la fuerza popular, de masas, la pone él y el correato la ideológica. Ambos se consideran complementarios en este proceso socialista – mariateguista, pero están conscientes que sus líneas serán paralelas.
En el capítulo 3 del ESTALLIDO se dice que hay una diferencia en la "izquierda" que ellos representan y la "izquierda institucional", a la que acusan de optar por la institucionalidad democrática y que, por ahora, forma parte del "bloque de poder", pero que con un proceso unitario se podría fortalecer y reorientar esa "izquierda anticapitalista" mediante la unidad de la lucha y la acción. Insiste que IZA es la IZQUIERDA, a secas, mientras que Correa representa la IZQUIERDA INSTITUCIONAL y es por eso que afirman que los socialcristianos son la punta de lanza de la derecha tradicional y el correísmo la punta de lanza de la izquierda progresista.
Basta leer ESTALLIDO para explicarnos la reciente barbarie indígena que capitanea Leonidas Iza.
Comentarios