Día de intensa actividad agrícola de los auténticos arroceros del Guayas.
La Paria boba / Por ANTONIO MOLINA
…Más allá de lo financiero, el Estado no puede seguir fomentando la sinvergüencería de los morosos beneficiarios de la condonación, mientras una mayoría de ciudadanos nos rajamos las espaldas trabajando para medio apuntalar a nuestras familias…
Es muy cierto que la costumbre, es una de las fuentes del Derecho; pero, las malas costumbres son fuentes de corrupción, con alto riesgo de percibirlas como derecho social y un medio para ejercer demandas con violencia para luego negociar la paz utilizando el chantaje negociable.
Sofocadas las protestas de los indígenas, que paralizaron el país en junio pasado y le causaron pérdidas de 1.200 millones de dólares, según estimaciones del BCE, fue alcanzada una paz pírrica con la mediación de la Iglesia Católica, que no termina de cerrarse por el pedido-exigencia de la FENOCIN de que el Estado les condone –a los agricultores, artesanos, pequeños industriales y emprendedores-- las deudas de hasta 10.000 dólares en las instituciones financieras públicas, aduciendo cualesquiera de las causas que los llevó a NO cumplir con la obligación de pagar sus deudas.
La FENOCIN (Federación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras), dirigida por Gary Espinoza, amenazó volver paralizar el país con el cierre de carreteras y caminos para impedir el abastecimiento de productos para la alimentación diaria. Parece que no tuvo eco o el gobierno cedió a sus presiones por mantener la paz en el país. Sin embargo, al dar una explicación sobre el paro fallido, que debió empezar el lunes 14, Espinoza reconoció que la condonación que aspiraba era de 30 mil dólares. ¡Qué despropósito de la FENOCIN y qué irresponsabilidad del Gobierno!… Ambas posturas con expresiones de corrupción.
La condonación no es otra cosa que perdonar la deuda, que quien se beneficie de la tal condonación deje de pagar lo prestado, ni capital ni intereses. En definitiva, es regalar dinero con el disfraz de “préstamo” o “crédito” y si existe una persona caritativa, benefactora o filántropa, está en su derecho hacer lo que quiera con su dinero. Pero, las condonaciones de la FENOCIN se las hará con dinero nuestro, con dólares suyos, míos y de nuestros vecinos; NO con plata del Presidente Lasso ni de su gobierno, ni siquiera del Banco de Guayaquil que él manejo durante muchos años. El dinero que este gobierno está regalando a Espinoza y los amigos de su organización es de propiedad del pueblo, de la sociedad, que lo necesitamos para salud, escuelas y seguridad. ¡Es la liquidez que nos falta!
En las mesas de diálogo (CONAIE/FENOCIN - Gobierno) se aprobó un plan de condonaciones de hasta 10.000 dólares, pero percibiendo la blandenguería oficial, ahora, quieren que sea de 30 mil cuando el proceso avanzaba en la Junta de Regulación y Política Financiera para darle a cada operación visos de legalidad. Están contabilizadas 28 mil operaciones por condonación correspondientes a un saldo de cartera de 58 millones de dólares, aunque, por otro lado, ya están comprometidos 112 millones de dólares en casi 43 mil beneficiarios de los créditos de fomento productivo al 1% anual de interés y a 30 años plazo, cuyos beneficiarios con el gran ejemplo de la FENOCIN, en su momento, plantearán también su condonación.
Si un burócrata, por ejemplo, desvía el destino de unos 1.000 dólares de dinero público, es acusado de peculado, echado del trabajo, apresado y enjuiciado. ¿Por qué el presidente de la República –que es el primer burócrata del Estado—desvía (con riesgo de peculado) el dinero público y lo regala a terceros, bajo la figura de la condonación?
Pero más allá de lo financiero, el Estado y el gobierno que lo administra no puede seguir fomentando la sinvergüencería de los morosos, mientras una mayoría de ciudadanos nos rajamos las espaldas trabajando para medio apuntalar a la familia, mientras los Espinoza y las FENOCIN se dan su tiempo para dilapidar el dinero prestado y después exigir la condonación. En el BNF pude observar a ciertos “productores-dirigentes”, tomar el dinero prestado, comprarse el TV plasma, el equipo de sonido, el carro y las cervezas… Eso ya no es sinvergüencería, sino pillería pura… Aún lo siguen haciendo con BANECUADOR o la CFN.
Están acostumbrados a solicitar préstamos a los bancos del Estado con proyectos inconsultos, apenas garabateados: Sin estudios de mercado, costo de materias prima, insumos (semillas, fertilizantes, pesticidas, si es para la agricultura; papel para los impresores; maderas para los ebanistas; telas e hilos para sastres y costureras, etc.), valor de maquinarias y herramientas… Así debería diseñarse un proyecto productivo, que apueste a recuperar la inversión, a una excelente comercialización interna y externa, pensando en la productividad que garantizará la competitividad y las utilidades proyectadas. Solo así habrá desarrollo del productor y su familia y por ende del país…