El día que el Presidente Lasso posesionaba a Luis Verdesoto como Secretario anti-Corrupción, quien renunció en pleno escándalo.-
La Patria boba / Por Antonio Molina.
- Al ciudadano común le preocupa la corrupción, pero más le teme a que el terrorismo acabe con su pronunciamiento en las urnas, este 5 de febrero.
Tras el retorno del Presidente de la República de Europa parece que va aclarándose la denunciada trama de corrupción en su gobierno (El Gran Padrino) quedando en el fondo de lo tamizado que, en esta Republiqueta de Papel, la corrupción vive, juega al pepo, entre torpes y corruptos –aparentemente intocables—que se han convencido que la ley NO rige para todos como manda la Constitución, porque la impunidad termina casi siempre moviéndose como sombra por donde se extienda esa purulencia social.
La misma conceptualización léxica de la corrupción es mezquina, por lo que me quedó con la del Banco Mundial expresada años atrás, que es elemental, que no requiere de suprema inteligencia para asimilarla, “Corrupción es el uso del cargo público en beneficio propio”, que es más simple que analizar el por qué se da la distorsión de las políticas de administración pública y el funcionamiento del Estado para acarrear a las arcas privadas el dinero de los ciudadanos.
Ecuador tenía una puntuación de 36/100 a principio de la administración Lasso, que lo ubicaba en el puesto 105 de 180 posiciones de países de los que se tiene percepción de corrupción, aunque los propósitos del Gobierno era alcanzar el 2025 una meta de 50/100. Para comprender esta medición, el IPC (Índice de percepción de la corrupción) que maneja Transparencia Internacional utiliza una escala entre 0 (muy corrupto) y 100 (muy transparente).
Pero más allá de este encasillamiento, nos estamos acostumbrando a “las sorpresas de los lunes”. Lasso afirmó otra vez, este lunes, que no hay una estructura de corrupción en su Gobierno, dio nombres de corruptos que reaccionaron inmediatamente (Santiago Cuesta y José Serrano), señaló como torpe a Hernán Luque Lecaro, quien fue su vice-presidente de área en el Banco de Guayaquil, del que dijo lo había engañado y decepcionado al encargarle la dirección de la coordinación de las empresas del Estado que manejan siquiera 3.000 millones en compras al año.
LA POSTA, portal digital que denunció la corrupción, añadió este lunes otro audio en que Rubén Chérrez Faggione y el cuñadísimo Danilo Carrera Drouet se entendían, en abril del 2022, para la designación del Ministro de Energía Javier Vera Grunauer, quien fue separado en octubre del año pasado; pero, al mediodía el sacudón fue mayor, cuando el Secretario Anticorrupción, Luis Verdesoto, renuncia sus funciones en medio del escándalo al que nos habría llevado un torpe como Luque que sucumbió uniéndose a los corruptos poniéndose como sueldo 150 mil dólares mensuales. Antes de dimitir reveló el sistema operativo de Luque que el país viene arrastrando desde el 2008, en la primera administración del correato.
La Asamblea Nacional pasa como desentendida del escándalo por darle prioridad a la campaña política teñida de sangre (están ejecutando a candidatos) y responde (coloquialmente “de dientes para afuera”) que no tiene intenciones de desestabilizar la democracia, más allá de las estridentes voces de los legisladores del PK e ID/correístas y de UNES, que están emboscados para, en el momento oportuno, tumbar a Lasso, que es su fin final.
Sin embargo, al fondo del escándalo subyacen realidades como el mejoramiento económico como país: Ecuador desciende en Riesgo-país en los mercados internacionales, de 1.250 a 1.04l por tributos y venta petrolera, aun siendo baja su producción. Para tener una idea de lo que esos números significan, señalamos que Colombia tiene un RP de 381 y Argentina de 1.840 puntos en RP.
Al ciudadano común le importa la corrupción, pero no tanto como la inseguridad que no declina y que subterráneamente está convirtiendo en una amenaza cierta del terrorismo –del que tenemos experiencias lamentables—si se ensaña contra la población civil este 5 de febrero, el día de los comicios seccionales. Este temor ciudadano es más grave al que tiene el presidente Lasso de aceptar públicamente que los torpes y los corruptos le vieron la cara.
En las Naciones Unidas Matilde Mordt, coordinadora de sistemas anticorrupción, dijo una gran verdad al reconocer los esfuerzos de Ecuador en su lucha contra este flagelo, que "la corrupción es criminal, inmoral y la máxima traición a la confianza pública
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