¿Sabías que en Chile existen al menos 343.000 perros abandonados? Lo cual ello implica que no tengan dueños ni hogar. “Durante el primer semestre de 2021 se anotaron 856 casos de abandono o maltrato animal a nivel nacional. Si nos vamos a 2019, encontramos que durante todo ese año la cifra llegó a los 2056 casos, mientras que en todo el 2020 fueron 1825” (BioBioChile).
Un problema a nivel mundial, y nuestro País no está exento a esta problemática que cada día suma más casos de crisis de maltratos, abusos y abandonos de una manera que deja fuera todo tipo de responsabilidad y conciencia sobre la “Tenencia responsable de Mascotas” o “Ley Cholito”, la cual establece una serie de obligaciones para todas las personas que tienen una mascota o animal de compañía. La normativa fue promulgada en el año 2017, luego que se hiciera público el caso de un perro que murió tras ser cruelmente golpeado de una forma brutal, a través de este triste episodio se promulgó dicha ley. Es impresionante la capacidad de crueldad que ejecuta el ser humano en actos miserables a seres indefensos, sin dejar ninguna cuota de remordimientos ni arrepentimientos por el hecho que solo se trata de un animal, de quienes ignorantemente estamos convencidos que no sienten ni sufren.
Entre el 5% y 7% de perros y mascotas abandonadas no tiene un dueño ni persona responsable de su alimentación y cobijo indican datos del censo tomado en el año 2017, cuyo porcentaje corresponde al menos en una impresionante y notable cifra de animales abandonados a su suerte en territorio chileno hasta este año 2021. Social y culturalmente seguimos estando muy al debe con este tema. Actualmente, el crecimiento y desarrollo urbano implica estar más bombardeados de tecnologías, lo que implica estar sumergidos en un sistema de conexiones a través de las redes sociales pero que al mismo tiempo nos aleja e individualiza de situaciones palpables que se ven a cada segundo día tras día, es decir, miramos sin mirar con una ceguera tan profunda en donde no nos permitimos ver nuestro entorno y sus falencias. Esas mismas falencias que hasta ahora no han podido ni han querido ser mejoradas, ya sea por parte de las autoridades y, además de la ciudadanía. No es un tema que sea importante para el sector gubernamental y político que hasta ahora no presenta ningún indicio de mejoría o bienestar para dar soluciones radicales que ayuden a aliviar este tema tan necesario. Distinto sería, si los animales tuvieran derecho a votar, pues muy convenientemente en el sector político, los aforos y las leyes se promulgarían con mayor efectividad, ya que, la necesidad de obtener votos en el Parlamento es más prioritaria que la problemática existente sobre la cantidad de perros vagos que no tienen una ley que se haga efectiva.
Para poder tener efectos se necesita sensibilizar a la población educando, enseñando a nuestros niños, jóvenes y a todos en general de lo que significa el compromiso, la responsabilidad, el respeto, la humanidad que vive en cada uno de nosotros para hacer de este mundo un lugar más empático y mejor. Nuestro único hogar en el cual absolutamente todos, y con ello implica la biodiversidad, los ecosistemas, la tenencia responsable de los animales y mascotas, el cuidado de nuestro entorno es también saber cuidarnos a nosotros mismos. Los perros vagos no es un problema que solo afecta a los amantes animalistas, es un problema de la sociedad en conjunto, un problema ético medioambiental, económico de salud pública.
Ciudadanos, prensa nacional e internacional, y autoridades han señalado las principales consecuencias derivadas de la tenencia irresponsable, falta un marco regulatorio con mayor conciencia pública, sobre las consecuencias de este problema que impacta en las cifras. Debemos recordar que mientras pase más tiempo y no se realice nada para poder detener la problemática que nos aqueja más amplia y cuesta arriba se pone la brecha, recordar en este sentido que cuando más sufren los animales es, precisamente en las situaciones de emergencias, abandonos y catástrofes especialmente los animales en situación de calle, por eso el llamado es a abrir nuestros corazones y nuestras conciencias, acercarse a las organizaciones o fundaciones de rescate de animales para adoptar una mascota, dándoles hogar y una familia que los cuide, proporcionando cariño, protección, confianza con la certeza de no abandonarlos, porque ellos dependen en totalidad de nosotros, sin olvidarnos que ellos también sufren.
Comentarios
Antes, estos problemas se evitaban, regulaban la natalidad de los perros y gatos, entonces sólo habían los suficientes, pero cuando se prohibe este tipo de 'controles', el problema lo creamos, y después queda la disyuntiva, ¿quién se hará cargo?
¿..., Guau?