Las llamadas “fake news” orientan llevar la actual crisis política a las calles del país, después del 14 de mayo.
La Patria boba
Falsificar la verdad o
Limitar la realidad…
Por ANTONIO MOLINA
- En medio de la transformación digital que se da en las comunicaciones, solo la honestidad nos permite establecer qué es falsificar o limitar la realidad de los hechos…
Tal vez muy pocos conozcan detalles del apasionado ascenso del periodista de investigación CLAAS RELOTIUS, quien fue más allá del límite de la realidad de los hechos que –-alterados e inventados sistemáticamente-- le dieron prestigio y fama y lo convirtieron en uno de los mejores exponentes de esta praxis periodística en Europa y fue el causante directo de los mayores tirajes del semanario alemán Der Spiegel.
Ese prestigio y fama los logró Relotius gracias a sus impresionantes crónicas publicadas en Der Spiegel, pero todo el mundo ignoraba que las historias que escribía eran el resultado de su talento literario y no de su trabajo y rigor profesional periodístico, algo bastante parecido a lo que viene haciendo Anderson Boscan, la rutilante estrella de LA POSTA.
Claas Relotius elaboraba sus reportajes, para hacerlos más impactantes, como quien escribe una novela histórica o un guion cinematográfico, modificando o creando protagonistas extraordinarios, tomando datos de otros medios o importando escenas de películas, inventando biografías de fuentes inexistentes, etc. Lo increíble del caso, es que lo hizo durante siete años, desde el año 2011 hasta el 2018, en mayor o menor grado en unos 60 reportajes, saltándose los filtros del control de calidad de la revista. El caso es paradigmático y nos interesa a los periodistas activos y a quienes vienen en camino, como un ejemplo de lo que no es hacer periodismo.
El periodismo de calidad tiene sus principios y se basa en el compromiso con la verdad informativa, lo que implica que haga referencia a hechos acaecidos (no novelados, fabulados o inventados), a contrastar las informaciones en fuentes fiables, ser riguroso, honrado y respetuoso con la realidad, desvinculada de cualquier interés político, social o económico, a presentar la noticia desde los diferentes puntos de vista, etc. La medida de la excelencia periodística se da en un rango que va del respeto a los mínimos o la consecución de los máximos en el seguimiento de estos principios
La actividad de CLAAS RELOTIUS y sus seguidores nos lleva a la búsqueda de la calidad de la Información como imperativo del profesionalismo periodístico. El estudioso español Víctor Cavaller Reyes, experto en medición y evaluación de la comunicación, nos dice que “La irrupción tecnológica de nuevos medios, formas y fuentes de información y de comunicación, la ampliación y crecimiento de su alcance y participación, así como la necesaria inmediatez que implica la actividad profesional periodística están introduciendo una categoría diferenciada en el ámbito que se ha venido a definir como periodismo de calidad. La diferencia presupone la existencia de un periodismo de baja calidad, y por lo tanto hace referencia a un estándar deseable, lo que obliga a redefinirlo. Esto nos permite preguntarnos sobre las características que garantizan la excelencia en el periodismo que permiten valorarlo respecto de otras formas”.
Cavaller nos explica, como si fuese la teoría de una clase práctica, que el periodismo se define como “la actividad profesional de compilar, analizar y difundir información relativa a la actualidad. Su ejercicio está definido por tratarse de un proceso comunicativo que hace referencia a hechos o acontecimientos, por la existencia de unas normas legales y de un código deontológico y por aquellos aspectos del negocio donde se enmarca su actividad. Si existe un periodismo de calidad, su medida debe hacerse pues a partir de estas dimensiones que marcan o determinan sus límites, restricciones y requerimientos”.
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Recordó Cavaller Reyes, que la prensa y sociedad alemana se vieron conmocionadas por el caso del periodista de investigación Claas Relotius, del semanario alemán Der Spiegel, al conocer los detalles de cómo había concebido las historias que publicaba en sus reportajes. Reiteró que “los principios del periodismo de calidad se basan en el compromiso con la verdad informativa, lo que implica que haga referencia a hechos acaecidos (no novelados, fabulados o inventados), a contrastar las informaciones en fuentes fiables, ser riguroso, honrado y respetuoso con la realidad, desvinculada de cualquier interés político, social o económico, a presentar la noticia desde los diferentes puntos de vista”
Al hecho de falsificar la realidad se suma la omisión del contexto de la información con la intención de crear un relato favorable a una interpretación de los hechos y a una opción política.
En general, puede decirse que un individuo tiene derecho a ser informado y a informar. La libertad de información se refiere a la protección del derecho de libre expresión y al derecho de acceder a la información sin censura o restricciones. Los fundamentos del deber y las normas morales del periodismo son objeto de estudio por parte de la deontología. De entrada, hay que diferenciar que no todo lo legal es necesariamente ético y que no todo lo que es ético es necesariamente legal.
Es evidente, que en el actual contexto de la transformación digital y del uso y abuso de la Internet, cada vez es más difícil mantener una distinción clara entre la información, la publicidad o los mensajes de comunicación interpersonal y prestar atención a factores como el interés, la actualidad, la proximidad, el formato, la importancia de las noticias que deberían orientar el ejercicio del pensamiento crítico. El reto es titánico. El fenómeno de las noticias falsas son una amenaza y una oportunidad para el periodismo de calidad. Solo la honestidad nos permite establecer la diferencia, qué es falsificar o limitar la realidad de los hechos.
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