Según la legislación chilena (ley 20.480) un femicidio es el asesinato de una mujer por quien es o ha sido su pareja, conviviente o persona que comparte la convivencia diaria. Este delito es la forma más extrema de violencia contra mujeres y es una muestra que en nuestras diferentes sociedades, múltiples culturas de distintos países sigue sucediendo, aún en diferentes partes del mundo se cree que los hombres son superiores y tienen derecho por sobre la mujer controlando su libertad y la vida en su totalidad.
En nuestro país se ha avanzado en ciertos matices sobre los derechos de la mujer, para quien o quienes cometen «femicidios» o «feminicidios», ha sido reconocido en varios países incluyendo el nuestro como «el asesinato de una mujer sólo por el hecho de ser mujer» sin que exista o sea necesario establecer una relación entre el victimario y la víctima. Esta mirada más amplia sobre los femicidios vive muy presente en los acuerdos internacionales «como la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra el género femenino en todos sus ámbitos como la violencia sexual, económica, libertad de expresión, violencia de acoso físico, psicológico, emocional y anímico.
En Chile actualmente las cifras de femicidios desde el 1 de agosto del año 2019 a este año 2020, se registran más de 36 femicidios consumados y una brutal cifra de aproximadamente 66 femicidios frustrados, según datos del Ministerio de la Mujer y equidad de género, las cuales son cifras alarmantes que preocupan a nivel general de la violencia existente en nuestro País. En la República Argentina el femicidio y el feminicidio también están presentes en el país vecino, del cual surgió un movimiento denominado «NI UNA MENOS» a partir del año 2015 hasta ahora con un importante colectivo de protestas a nivel mundial, que se oponen a la violencia contra las mujeres en todo ámbito, se han convocados marchas con la potente presencia de una gran cantidad de mujeres por las calles.
En Chile, las marchas y protestas de esta magnitud no han sido exentas a este movimiento que ha cruzado las fronteras no sólo de Latinoamérica, también en muchas otras fronteras del Mundo, con el único propósito que los femicidios en nuestro país y en cualquier lugar del planeta cese la violencia contra el género femenino sin importar la edad, etnia, credos, ideologías políticas o culturales y orientación sexual. No queremos más violencias, no queremos ni una menos, queremos más mujeres vivas, sanas y salvas, seguras y tranquilas viviendo y conviviendo en paz, y en armonía donde quieran que se encuentren, cumpliendo sueños y proyectos junto a sus familias y a sus seres amados, sonriendo al futuro.
Este movimiento es un legado a las presentes y futuras generaciones sea de hombres y mujeres con pensamientos libres, abiertos y de mucho aprendizaje, con visiones distintas y amplias, actuales y contingentes, aprendiendo de los errores de una historia empírica buscando las formas y acuerdos de conocimientos de leyes validas, para erradicar completamente, no sólo en palabras o hechos, sino también a nivel conciencia del ser humano, de un ser humano muchas veces inconsciente olvidando el respeto a la vida, a la aceptación de igualdades que ha sido negado, ausente, olvidado y privado de un derecho que desde tiempos inmemoriales ha existido. Alzar nuestras voces que se escuchen sin bajar los brazos gritar con más fuerzas, con más ganas de seguir luchando de dar la pelea por nuestros derechos en las diferentes sociedades, porque ya es tiempo de cambiar la historia.
Comentarios