Ella ha pasado fugaz como una estrella,
no la he tocado, sin darme cuenta la he vivido,
no haberla desnudado alguna vez, me duele,
haberme dormido, me duele.
Para contemplarla, cierro mis ojos,
de su aroma, quiero ser consciente,
una profecía, escribirle,
en el pico de una paloma, enviarle una carta.
Ella es la vida;
veinte y seis años han pasado, allá,
hace unos minutos, he nacido,
aquel niño se va.
He soñado con ella, siempre,
hemos dormido juntos, raras veces,
no la he querido lo suficiente, quizás
con un amor de difuntos, la he conquistado.
Hemos caminado juntos, raras veces,
han sido ofuscados, mis sentidos,
no veo,
la vanidad destila ruidos.
¡Ese es mi castigo!
Tenerla para siempre, quiero,
poseerla, quiero,
si la vida es mucho más que vivir;
es un pecado perderla.
¡Esa es la vida!
con buenos amantes se va a la cama,
soy muy joven para tenerla, quizás,
voy a seguir buscándola.
Roli Marín Tapia
Redactor Prensamérica Perú
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