El presidente Guillermo Lasso arremetió contra el banquero Fidel Egas.
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La Patria boba
Riña entre banqueros
Por ANTONIO MOLINA
Ainhoa Muguerza Osborne, al hablar del poder que tienen los libros, decía que ellos son capaces de “hacer” viajar al lector, despertar emociones, sugerir imágenes, crear personajes y conflictos, llamar al orden, abrazar una ideología, cambiarla o rechazarla, sostener valores, rechazar inmoralidades y condenar delitos; pero, más allá de eso, nos ayudan a no olvidar jamás el daño causado a nuestras sociedades…
El presidente Guillermo Lasso dejó de lado --¿a propósito?—su calidad de demócrata para parecerse al tirano y al puro estilo “sabatinesco”, con tarima incluida, calificar de egoísta al banquero FIDEL EGAS GRIJALVA, dueño del banco Pichincha acusándolo de no pagar impuestos al Estado al evadir la soberanía tributaria y radicarse en España.
Dicen que “entre banqueros no se rompen billetes”, así que supongo que afloró algo de esa vieja disputa entre el Banco Guayaquil, donde Lasso es accionista propietario y Banco del Pichincha de los Acosta y Fidel Egas, por el predominio en el mercado financiero. Pero, –siempre hay un pero—Lasso y Egas conversaron el año pasado en Madrid y como resultado de esa reunión el presidente nombró a Sebastián Corral, embajador de Ecuador ante el Reino Unido, quien para ir a Londres tuvo que dejar la gerencia de TELEAMAZONAS, el canal del banquero Egas. Más bien creo que Lasso, como el dictador narcisista en su época, se siente afectado por la línea editorial de ese canal y no les reclama a quienes la orientan sino que presiona al poder que la detenta, lo que también es censurable en democracia porque Tele amazonas debe dar sus noticias sin la censura del Gobierno y Egas está obligado pagar sus impuestos al Estado. Así debería funcionar la democracia… Deben olvidarse de Yaku Pérez.
Volvamos al poder de los libros… En uno de ellos, que estoy releyendo para no olvidar la historia del país y a sus protagonistas, consta que el 5 de mayo de 1989 el CITIBANK N.A. de Nueva York, uno de los más importantes bancos estadounidenses, se había incautado UNILATERALMENTE US$ 80.000.000 de la Reserva Monetaria del Estado ecuatoriano que el Gobierno mantenía en una cuenta, para cobrar y pagar a terceros. El gobierno escondió el hecho, pero el día 12 de mayo estalló el escándalo que nos envolvió a todos y que no nos sirvió de nada porque todo tenía apariencia de una treta: ¿Robo descarado del banco norteamericano o irresponsabilidad de las autoridades que debieron provisionar fondos a esa cuenta?...
En 1989, en el RO 262 correspondiente al 11 de junio, está publicado el acuerdo 269 por el cual el ministro de Finanzas de entonces, Jaime Morillo Batle, autoriza al Banco del Pichincha la inversión de hasta UN MILLÓN de dólares en Nassau, Bahamas. Con esa autorización del Gobierno los Acosta y Egas abren un banco en Nassau: Banco de Pichincha Limited, subsidiario de la matriz Banco del Pichincha, en Quito, en esos tiempos prácticamente quebrado. Funciona bajo control legal de la Comunidad Británica en las islas caribeñas, en una oficina central, con una línea telefónica, un director con su secretaria y un mensajero/conserje/guardián, con activos declarados en 18 mil dólares, y con un capital de US$ 2’000,000.
En 1989, el BCE deposita en este banquito de quinto orden 38.8 millones de dólares y otros 47.8 millones de dólares más, en cuentas corrientes que NO pagan intereses, con la supuesta idea de que así protegía la Reserva Monetaria de Ecuador, amenazada por la banca norteamericana.
Y lo más grave: El banquito Pichincha Limited de Nassau colocó –casi de inmediato-- parte de ese dinero en la banca internacional, ganando una generosas utilidades de US$ 9’000.000 y prestó US$ 10’724.178 al grupo de accionistas del Banco de Pichincha para que adquieran acciones de esa matriz bancaria que estaba quebrada, al 8.9% anual, que fueron pagados con esos nueve millones de utilidad. Una gran operación financiera privada con la Reserva Monetaria que es un bien público del Estado, de propiedad de los ecuatorianos.
Todos los detalles de esta Bank Connecttion constan entre las páginas 107 y 154 del libro “Los Jinetes de la Narcocracia” – que publiqué en junio de 1999--, historia de la que no podría jactarse la institución financiera de Fidel Egas Grijalva, y de la que el presidente Lasso debería tomar nota porque el peculado, en Ecuador, es un delito que no prescribe y se paga con prisión, mientras que no pagar al SRI apenas es una infracción que conlleva la coactiva en casos de renuencia.
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