Yo estaba muerto; ayer pensé,
estoy viviendo, ayer dibujé,
lo corruptible, ayer obvié,
lo eterno, hoy abracé.
Un lapicero en la mano, unas hojas blancas,
no tengo memoria;
olvidar mi memoria, me dicen los recuerdos,
mi propia historia, entre mis manos.
Me he sentado para caminar, ayer,
he llorado para reír,
no quiere verme, el mundo,
he bebido las manchas de su elixir.
Aquellos caminos, turbulentos, a veces,
pasos obstinados pero francos, a veces,
estoy caminando, me detengo,
respiran en mis sienes aquellos fósiles.
Está abierta; la catedral,
los cirios se derriten, no iluminan,
la sagrada escritura es leída;
benditas palabras en un cerrar de ojos se esfuman.
Algunos libros sagrados, he leído,
cambiar su contenido, he intentado,
está vivo, el mensaje,
se apagan las letras y faroles de lo que he vivido.
No soy un profeta,
un heraldo trasladándose a otro porvenir,
mis suspiros diamantíferos dudan de si este mundo existe;
otro mundo posible, mis suspiros, van a parir.
Roli Marín Tapia
Redactor Prensamérica-Perú
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