Debemos lograr darnos cuenta de que estamos viviendo bajo el régimen de la mediocridad, un fenómeno que busca imponernos el pensar de manera blanda y sobre todo no molestar, no inventar absolutamente nada que ponga en tela de dudael orden económico y social en el cual estamos viviendo.
Se piensa en ocasiones en el trabajo como un castigo y que el mismo se resume en un medio para sobrevivir. El objetivo del trabajo parece ser en ocasiones, desempeñar un servicio de mediana calidad, tener resultados promedios y dentro de lo “aceptable” para no resaltar, destacarse o brindar un servicio que pueda opacar al que prestan los pares, ya que quien obtiene mejores resultados que los demás, es rápidamente reprendido por sus colegas, o incluso se expone a recibir una llamada al orden por parte de sus superiores, informándole que no puede dejar “en mal” a sus cofrades. Así las cosas, es claro que nuestra libertad está en peligro y con frecuencia se nos invita a ser sumisos ante la mediocridad. Estamos invitados a convertirnos en mano de obra silenciosa, obediente y acrítica, situándonos dentro del promedio gaussiano en donde prima una perspectiva única, la de no salirse del rebaño.
Desde la conducción del Estado en sus diferentes estamentos, pareciera ser claro que las diferencias entre los discursos de unos y de otros son mínimas; enapariencia existen divergencias entre los muchos actores políticos, pero ¿será real? Pareciera que posturas como las tendientes a las "medidas equilibradas", al "justo centro" o que muestren un "compromiso" se convierten rápidamente en discursos obligatorios para quienes deciden mantener su vigencia en el escenario político, sin comprometerse realmente con agendas claras, transparentes y contundentes. Pocos son los que se mantienen en esa línea. Es palpable que se ha perdido la noción de los valores fundacionales en la mayoría de los partidos, y que prima un enfoque claramente mediocre ante el compromiso que es requerido para llevar a buen puerto nuestro país.
Los ciudadanos percibimos como se ha ido difuminando el límite entre los ejesidentitarios más tradicionales como la “derecha” y la “izquierda”, permitiendo así el paso a posturas de “centro” y “sin sabor” y sobre todo sin consistencia ideológica interna, pues pareciera ser que tomar posturas afecta los cálculos electorales. Esta falta de claridad produce desilusión. Observamos que no pocas veces los gobernantes son electos por una línea política, pero en realidad aplican otra. Los electores se sienten perdidos y sobre todo estafados.
Es necesario retomar las riendas de nuestra sociedad, de enfocarnos en el necesario balance entre derechos y deberes. Ese equilibrio nos puede ayudar a que la cultura política de nuestra patria vuelva a ser tan luminosa como lo ha sido en el pasado. Costa Rica tuvo ciudadanos/as valientes que lucharon para conquistar su soberanía. Sepamos nosotros recordar el sentido de los valores, especialmentedonde ya no los hay, como elemento necesario para sacar adelante a Costa Rica.
Cordialmente,
Philippe Quesada Jassoud / Gran Maestro.
M\R\ Gran Logia de Costa Rica
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