El 29 de mayo de 2022, se celebró la primera vuelta de la elección Presidencial en Colombia. El ganador centroizquierdista Gustavo Petro, de 62 años, exalcalde de Bogotá que militó en la desmovilizada guerrilla del M-19. Obtuvo de Pacto Histórico 40.32% de votos, (8 millones 527 mil 273 sufragios). Rodolfo Hernández, de 77 años, empresario que se presenta como candidato independiente, constructor millonario y ex alcalde de Bucaramanga, postulado por la Liga de Gobernantes Anticorrupción, logró 28.15 por ciento (5 millones 953 mil 199).
Federico Gutiérrez, candidato de la derecha y ex alcalde de Medellín, quedó en tercer sitio con 23.91 por ciento, contaba con el apoyo del poder establecido, y decepcionó al ocupar el tercer lugar con 23.91 por ciento de votos (5 millones 58 mil), Sergio Fajardo de Alianza Social Independiente Centro Esperanza, con 4.2 por ciento (888 mil 557), de acuerdo con los datos oficiales. Gutiérrez, el candidato más codiciado para una alianza en la segunda vuelta, anunció que respaldará a Hernández, lo que podría dificultar la aspiración de Petro de convertirse en el primer presidente de izquierda en Colombia.
Sí, sólo si, se garantizara un traslado total de los sufragios de Gutiérrez a Hernández, la nueva alianza oligárquica obtendría más de 50 por ciento de la votación y estaría, así, en la segunda vuelta, en condiciones de mantener el control del Palacio de Nariño. El reto para Petro será, movilizar a una parte de los ciudadanos que no acudieron a las urnas, y que son poco más de 45 por ciento de los inscritos.
Sin embargo la moneda sigue en el aire entre la persistencia de la reacción oligárquica, en una versión más elemental y bárbara que la que ha gobernado durante décadas, y un cambio fundamental en las prioridades del Estado, que en el programa de Petro significa; reorientar el gasto público para atender las necesidades más acuciantes de la población, sanear la administración Pública, e iniciar una transición energética con matiz ambientalista y el inicio de una mayor definición soberana independiente del imperio.
Lo más relevante y plausible es que los procesos electorales en Colombia continúen dándose en la medida de lo posible, en un ambiente de respeto, armonía y paz entre los actores políticos, las instituciones electorales y la población, Por el bien de Colombia, de América Latina y del mundo.
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