Durante la última quincena del año, se transforman los tiempos de la dinámica familiar, por las vacaciones de navidad, especialmente después de meses de limitaciones por la pandemia. Para disfrutar a plenitud de estos momentos, urge practicar con eficacia, mejor comunicación con la familia.
Esa comunicación doméstica tiene la característica de la intimidad y la confianza, sin olvidar el necesario respeto que se merecen sus integrantes, con la condición muy particular de la mayor convivencia, que se presenta en estos días de ocio, en los cuales, se pueden estrechar los lazos afectivos o destruirlos definitivamente. Comunicarse no es creer que todo el mundo entiende lo mismo que yo; ese ntercambio supone reconocer al otro u otra, cómo diferente , digno de ser recibir respeto en su individualidad, sin importa la edad.
Durante estos días. las y los adultos deben recordar que son observados por la familia más pequeña y no se trata de reprimir con el "haz lo que yo digo pero no lo que yo hago", ni con discursos de orientación que pierden credibilidad por los malos ejemplos y discusiones hasta por el deporte preferido.
Las conversaciones en la intimidad hogareña, también exigen empatía, ese arte de entender lo que otra persona nos dice y lograr también explicarnos mejor, para demostrar nuestra comprensión y consideraciones.
Las vacaciones de navidad pueden disfrutarse según la temperatura que exista en el lugar que decidimos acudir, en el campo, la ciudad, en la playa, en un centro turístico o en la casa de otro familiar. En cada situación, las propuestas recreativas, reclaman ponerse de acuerdo, según varias opiniones e intereses y planear para cada momento, decidir dónde y con quienes, pasaremos los días especiales pero, sin imposiciones autoritarias.
En estos comentarios va implícito, prevenir las violencias en sus tipos y modalidades diversas, donde las personas mayores reprimen conductas o acciones entre niñas, niños y adolescentes, asimismo se pueden ocasionar incidentes frente a terceros en la relación entre cónyuges, o con amistades invitadas donde generalmente, la mujer, casi siempre es la víctima o sale maltratada.
Lo ideal es expresarse con toda tranquilidad, y quienes comparten los momentos de recreación, deben sentirse personas relajadas, receptivas y predispuestas a escuchar lo que le quieres decir, compartir y respetar opiniones diversas.
Las vacaciones navideñas como otras muchas acciones humanas, también requieren de mayor relación especialmente en el seno doméstico, donde a veces tanto hombres como mujeres, no compartimos el tiempo suficiente. Comunicarse significa: escuchar, entender, pensar y responder. También significa ser escuchado, ser entendido y recibir respuesta.
Acerca de la mejor manera de relacionarse en familia, el papa Francisco comentó durante su a Cuba, en 2015, que “Es cierto, no existe la familia perfecta, no existen esposos perfectos, padres perfectos ni hijos perfectos, y si no se enojan, yo diría suegras perfectas. Pero eso no impide que no sean la respuesta para el mañana. Dios nos estimula al amor y el amor siempre se compromete con las personas que ama. El amor siempre se compromete con las personas que ama. Por eso, cuidemos a nuestras familias, verdaderas escuelas del mañana”.
Las vacaciones de diciembre también son un desafío para favorecer la convivencia familiar y con las amistades para lograr que se cumpla el tradicional deseo de: Feliz Navidad.
@Letra Clara.
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