José María Vigil, Magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sin haber concluido la carrera de derecho.
Hace días en una plática con los directivos del Círculo de Periodistas y Escritores de Jalisco, a propósito de la libertad de expresión ( sin la cual nada de razón tendría la libertad de prensa, para escribir y publicar toda clase de escritos y de manera democrática, propiciar la mejora en el desempeño de la función pública y social), salió a relucir el nombre del Tapatío don José María Vigil Orozco, quien nació el 11 de octubre de 1829 en un sencillo hogar del Barrio de San Felipe, en Guadalajara, Jalisco., se trata de uno de los más prominentes humanistas del Siglo XIX, en nuestro México. Periodista, poeta, dramaturgo, historiador, traductor, ensayista profesor y biógrafo.
Todas estas actividades fueron cobijadas por el pensamiento liberal reformista; coherente hasta el final de sus días con esta ideología, sus acciones y su obra tuvieron siempre en objetivo: contribuir con sus conocimientos a hacer de México un mejor país, más democrático, con ciudadanos, libres y educados.
En 1849 inicio la carrera de Jurisprudencia en la Universidad de Guadalajara, pero la interrumpió para seguir su vocación; las actividades literarias y el periodismo.
En febrero de 1872 fundó la primera Asociación de Periodistas Escritores, como baluarte de la unión de la Prensa Libre.
Como servidor público, se significó José María Vigil: fue Director de la Biblioteca Pública de Jalisco, fue Diputado al Congreso de la Unión en distintas oportunidades, Director del Archivo General de la Nación. El 8 de octubre de 1875 tomó protesta como 6º Magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cargo que desempeñó hasta el triunfo de la Revolución de Tuxtepec.
Con el paso del tiempo la vida de estos personajes, cautiva, por el esmero y dedicación con que se desempeñaron para forjar la república, en tiempos de Genesis de la Nación Mexicana, noble patria de hombres y mujeres cabales.
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